Capítulo 04

Su educación secundaria – adolescencia – noviazgo

Su recuerdo me acusa,
me condena, me castiga, me priva
del orgullo de pensar
que me duele el dolor
de los que sufren,
que soy siquiera
medianamente buena

Matilde (inédito)


Recibió su educación secundaria a partir de los trece años en el Colegio Superior de Señoritas, luego Colegio Secundario de Señoritas, hoy Liceo Víctor Mercante. Funcionaba de “prestado” en la calle 1 esquina 49 en la planta alta del Colegio Nacional José Hernández, a dos cuadras de la casa de sus padres.

Se recibió de bachiller a los 18 años. Se la menciona entre las asistentes a sus aulas 8 en estos términos:

“Matilde Kirilovsky de Creimer – Matilde Alba Swann – Promoción 1929 – Abogada, periodista, escritora”. Estaba previsto el testimonio de Matilde Kirilovsky de Creimer, asesora en temas de minoridad, periodista y eminente poeta, quien paso por el Colegio Secundario de Señoritas –con sede en avenida 1 y calle 49- y siguió su destino de “campana y yunque” al doctorarse como abogada en 1933, a los 21 años, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. Durante cincuenta años ejerció su profesión de abogada y se prodigó en
ocho libros de poesía que hablan de sus grandes temas. En ambas vertientes es su constante la niñez abandonada. En la tarea que emprendió la Dra. Creimer se valió del recurso de amparo y del hábeas corpus, usándolos al máximo, “porque –según sus palabras- las garantías que da la Constitución, los Derechos Humanos, son inalienables, hacen a la esencia de los hombres”. Así lucho con la ley como herramienta de trabajo contra la pobreza y la marginalidad de los menores en las calles y en los Institutos, y responsabilizó a los Poderes y a la Sociedad ante la situación, mientras, Matilde Alba Swann escribía:

solo tengo la culpa
de reunir en mis versos

el dolor que rezuman
esas cosas amargas
que remuerden y acusan,

de eso tengo la culpa.



Estaba previsto el testimonio de su paso por el viejo Liceo, del alborozo de los recreos florecientes de amores interdictos y de la dicha que la embargaba junto a los libros. Hoy, entre los ejemplares de la Biblioteca están sus poemas, donados con abiertas dedicatorias y su admiración por la tarea del maestro.

La semilla del amor
prende tan fácil,
en la estación temprana

de los juegos


Estaba previsto entrevistarla como figura platense destacada, para escuchar su vos que, como liceísta, vinculara situaciones, influencias orientadoras de su vocación. Estaba previsto. Queda su presencia en la actualidad de su poesía.

Mientras descrees de todo
cuanto en amor quepa,
y niegas,
yo espero y confío,
solo
porque en amor creo y quiero.


Cuenta Miguel Blas Szelagowski, refiriéndose a esa época:

“Cuando estudiante regresaba al hogar de sus padres y acomodaba sus libros para las densas horas de lectura, escuchaba el tintinear de la cercana fábrica que elaboraba licores y la envolvía la fragancia dulce de las esencias. También la alcanzaba el bullicio de los estudiantes del Colegio Nacional, de química y de Ingeniería.”

Matilde bachiller (Promoción 1929 Colegio Superior de Señoritas, hoy Liceo Víctor Mercante).


Tuvo un solo hombre en su vida, Samuel Creimer. Un buen hombre y también un hombre bueno. Oriundo de la Provincia de Entre Ríos donde nació en “Colonia Clara” el 10 de diciembre de 1910. Con su niñez de “a caballo” cambió su futuro inmediato de “gaucho judío” por la aventura de estudiar en La Plata sin ayuda económica. Estudiar en la ciudad más nueva del país en aquella época, era sumamente difícil a pesar de que la Reforma Universitaria le había abierto las puertas de las facultades. Vivió en pensiones y se recibió de profesor de Geografía primero y luego de Abogado. Costeó sus estudios y los primeros años del matrimonio trabajando como boletero del Cine Ideal y mensajero del Correo.

Fue el “pibe querido”…”mi pibe”… “mi rubio”… “mi viejito queridísimo”… de las cartas de amor.

Consideramos esas cartas de amor, como el mayor tesoro de sus archivos. También es uno de los pocos motivos de discrepancias en la manera de pensar de sus hijos. Algunos sostienen que no hay que leerlas.

Otros consideramos que sí, porque si ellos no hubieran querido que se leyeran, las hubieran destruido en vida. De ese profundo amor nacimos sus cinco hijos.

Piénsese que Matilde a los 19 años, cuando La Plata solo llevaba algo más de 40 años de fundada, le escribió a Samuel una tarjeta para su veintiún cumpleaños:

Vida! …

Que sus labios no pierdan nunca
la fecundidad de la risa…
Que no se empañe el brillo de su mirada

clara…
Que el optimismo irradie en el jardín de

su alma … y nazca cada día una
flor nueva.
Haz que sea bueno siempre ¡ Vida ¡…

Y que me quiera…

Matilde 10-12-31 La Plata


La tarjeta está escrita en un papel que fuera varias veces doblado luego de ser escrito. Ocurre que se dejaban cartas de amor en las persianas de la ventana junto a la que dormía Matilde, tal como se deja traslucir de esta frase:

“…entre un montón de trabajo desesperado por salir para hallar en una rústica ventana, un mal escrito papel de su novia….”

O en esta otra:

“Mi pibe querido, así todas las noches se repite mi angustia hasta las 10 por lo menos, cuando oigo pasos de las chicas del barrio que caminan por la vereda, ante el temor de que descubran mi mensaje, que asoma apenas por entre las tablitas de la persiana…. Cada tarde que llego a casa después de dejarte, lo primero que hago es escribirte”.

En eso también se descubre la razón de la existencia de tantas cartas de Matilde a Samuel, y tan pocas de él a ella. Luego de cientos de deliciosas cartas de amor, y tres años mas tarde, le escribiría esta:

“La plata febrero 12 de 1934. Pibe queridísimo: No puedo resistir a la tentación de escribirte. Hacía mucho que pensaba hacerlo, tengo que decirte cosas importantes, nunca me atreví. Sin embargo ahora me hallo dispuesta. Pibe querido se que no ha de agradarte que me inmiscuya en cosas tuyas, pero que quieres pibe, no puedo callarme. Me avergüenza pibe confesarte que por ello paso las noches tratando en vano de conciliar el sueño. Que me preocupa, que me atormenta, que me hace sufrir atrozmente. Tu sabes lo muchísimo que te quiero, lo intensamente que te quiero y vas a perdonarme esta indiscreción mía. Pibe es necesario que en bien de nuestra felicidad futura te sustraigas a las visitas de mujeres. Pibe tu sabes mejor que yo el peligro que encierran yo tiemblo ante la idea que pueda acecharte algún mal; al fin te lo dije. .. Si vidita, hazlo por mi te lo ruego, estoy dispuesta a sacrificarme yo misma en aras de tu seguridad y comprende que a pesar de lo mucho que te quiero y de lo mucho que te deseo significaría un sacrificio para mi. Sin embargo pibe, creo haber sido además de novia, hermana y madre para ti; estoy dispuesta a ser tu amante también si lo necesitas. Estoy dispuesta a que hagas de mi lo que quieras, que me muerdas, que me estrujes, que me deshagas, que me ahogues en tus brazos, cualquier cosa pibe. Pero quiero saberte mío y a cubierto de peligros. ¿No tengo ya, si se quiere, un derecho sobre ti? … pibito querido quisiera que me comprendieras bien, bien quiero que me lo prometas que me lo jures… si pibe te lo ruego. Ya ves, yo misma te soluciono el problema pibe, si estuviera segura que me comprendes. Con este ofrecimiento te llevas mi vida. Me llevas integra contigo. Siento ganas de llorar de acurrucarme en tu pecho y llorar como una chiquilina. Pibito en mi cariño hay ternura, caricias, besos, mordiscos, enloquecimiento, pero hay también cerebro. Mi cariño no es el estremecimiento momentáneo que nos liga en un mismo deseo. No es pibe el beso que me hace desmayar, ni la caricia que me enciende, es más pibe, abarca toda nuestra vida. Te quiero más de lo que quiere una novia. Te quiero con locura de amante y prudencia de madre. Te quiero no sé como …. Por eso pibe llevo hasta tus labios en un beso, mi ruego. Pibe. Tu chiquita.”

Un año después, el 13 de abril de 1935, cuando Matilde ya llevaba dos años de ejercicio de la profesión, se casaron y se fueron a vivir a una casa alquilada en la calle 39 entre 14 y 15. Allí nació Diana Themis, la primera de los hijos, algunos años después.