Capítulo 07

Su otra poesía, no menos poesía

Deja un claro
donde quepa mi huella
de silencio,
y el espacio de un hilo
donde pueda
ser la sombra en olor
de tu cabello.


Permanencia (inédito)

Hemos encontrado a una mujer que además fue madre, esposa, amiga, escritora, abogada, periodista, oradora, dirigente asociacional y poeta. Y hemos encontrado cartas, diplomas, medallas, obras de teatro, piezas jurídicas, notas periodísticas y poemas.

Pero también hemos encontrado el motivo de lo que fuera fuente de crítica. “Su otra poesía”. Más de uno ha considerado un despropósito presentarla a la par de sus poemas más logrados. Nosotros la mostramos como parte de la obra de Matilde Alba Swann, la mejor poeta social argentina.

Su poesía infantil:

Matilde solo muestra un puñado de poemas infantiles. Pero logra con ellos lo que quiere. Páginas atrás hemos referido “El verso que me pediste” y “Bailarina”. A ellos debemos agregar uno inédito dedicado a su nieta Carolina Victoria, llamado

Amor filial

La vaca estaba tirada
sobre una sábana verde.
El ternero se decía,
tendré que ir a pedirle,
o será que ella se acuerde.

La vaca, mira, y se rasca.
Ya sé será lo de siempre,
tomaré lo que ella quiera,
aquello que a ella le plazca.
De mala gana a la ubre,
de vez en cuando
la muerde,
pero lo mismo la quiere,
porque es su madre
esa vaca,
tirada, como una vaca,

sobre la sábana verde.


También debemos agregar otro inédito.

Perrito de trapo

Blanco perrito lanudo,
con pintitas de carbón,
que me miras si te miro,
ojitos de tierno amor.

Todos los días te dejo
colgado en el pizarrón,
para hallarte al día siguiente,
mi pequeño dormilón.

Mientras yo estudio, tú escuchas
sin comprender la lección,
pero si aprendes te pones,
tan contento como yo.

Cuando transcurran los años,
mi cabello en nieve al sol,
le contaré a mis nietos
del perrito de algodón.

Dulce y pequeño mimoso
que alegras mi corazón,
te abrazaré a mi recuerdo,
blanco pintas de carbón.


Y esta otra.

Todavía eres chiquita

Margarita, mi hermanita
yo no te puedo llevar
a jugar a la pelota
a la escondida y saltar

Todavía eres chiquita
y no sabes caminar
yo ya tengo mis tres años

soy un hombre de verdad.

Cuando tú llegues a grande
a tres años como yo,
saltaremos a la cuerda
y correremos los dos.


Yo sé palabras y canto,
tú solo dices ̈ mamá ̈

cuando sepas hablar mucho,
conmigo podrás cantar.

Ahora toma tu muñeco
vete con él a dormir
yo soy un hombre, comprende,

tengo apuro por salir.

Pobre hermanita pequeña
que te pones a llorar,
tiene prisa por ser grande,
no llores más, llegarás.


En cambio, Balada del juguete manso era uno de los poemas mimados por ella. Incluso fueron muy pocas las charlas en las que no se reservó tiempo para leerlo. La complacía mucho la ilustración tan lograda de Alberto Bruzzone

Ilustración de Alberto Bruzzone
Ilustración de Alberto Bruzzone

Balada del juguete manso

Dame pupitre, pizarra,
letra, número,
cuaderno.
Quiero que quiera mi niño

jugar al dulce maestro.

Dame un sueño
de vigilia prendiendo luz
juguetero…!
Dame una barca,

sirena, mar claro, faro,
ancla, puerto.
Quiero que quiera mi niño

jugar a ser marinero.

Dame un sueño
de aventuras y cielo azul,

juguetero…!
Dame un balón, sube y baja,

columpio, salto,
trapecio.
Quiero que quiera mi niño

ser simplemente pequeño.

Dame un sueño
de encendida reída edad,

juguetero…!
Dame una pala, rastrillo,
semilla arado,
granero.
Quiero que quiera mi niño

jugar a ser buen labriego.

Dame un sueño
de campiña dorada y sol
juguetero…!
Dame una fragua, martillo,

yunque, canción
chispa, fuego.
Quiero que quiera mi niño

jugar a ser fuerte herrero.

Dame un sueño
de trabajo forjando paz,

juguetero…!
Dame una sierra, cepillo,

clavos, escoplo,
madero.
Quiero que quiera mi niño

jugar a ser carpintero.

Dame un sueño
de mecida cuna en vaivén

juguetero…!


Sus miniaturas:

Ella les llamaba “miniaturas” o “miniaturas para meditar”. Se trata de pequeñas obras de arte, algunas inéditas otras publicadas cerrando el libro “Crónica de mi misma”. Muchos de sus poemas comenzaron siendo una miniatura; pero la fuerza que tenían, los temas que trataba o el potencial que Matilde les encontraba, hacía que dejaran de serlo; mas tarde, después, en otro momento.

Esperé, y esperé, gota a gota,
Sangre a sangre,
Diente a diente, silencio
en el silencio.
En alocada sucesión corrían,

brazos, piernas, promesas,
holocaustos.
Aquietada
mi impaciencia, vencido

el torbellino,
calmo el contorno todo,
casi todo volvió nuevo a su cauce.

Solo mi corazón, solo él, nadie lo
sabe,
ha movido irremediablemente

de su sitio.

No se trata de ver cosas que
existan,
sino aquellas que nunca

se mostraron,
y de verlas.

Recogí todo el aroma de la noche
Y lo llevé a mi almohada,
Y pensé en ti,
Y mi alcoba se llenó
de alhucema y de magnolias.

El sol de la mañana,
calcinará el prodigio, y yo,
estaré vacía de nuevo.

Blanca,
blancura,
arrebol,
el gran orfebre;
la noche,
luna, diamantes,
y un broche,

resplandeciendo de gol

Alcánzame la noche que tuvimos.
Cautelosamente,
no desgarres la bruma que la cubre.

Es preciso, contemplarnos
a través de ella,
y reconocernos, a pesar de ella.

Devolvámonos mutuos,
Reanudémonos.

Mucho antes de creer,
ya estábamos creyendo.
Sólo hacía falta
que nos diéramos cuenta.

Estás allí, como un amuleto
Al que nunca
le había pedido nada,

esperando sin embargo la sorpresa
del cumplimiento de un deseo, no descubierto a nadie.
Ahora, comprendo que el milagro
fue precisamente,
que te hubieras quedado
en ese rincón,

inadvertidamente, dentro de mí.

Primero,
se empeñan porque

aprendamos a hablar;
después, se desviven
por enseñarnos a callar

Alguien, tibio, profundo,
en la mas primitiva de mis células,

se columpia y canta,
canta, y se columpia.

desde ese alguien en mí, tibio,
profundo
todo mi ser total,
está contento.

Ellos
se habían puesto
a celebrar la llegada del sol.

Yo, en tanto, preguntaba,
trepando las paredes,
por qué no amanecía.

Comprendí
que allí no me querían,

que, simplemente, me estaban
tolerando.
Entonces
escapé con todas las fuerzas

de mi esperanza herida.
Todavía no puedo detenerme.


Como vemos eran variados los temas de sus miniaturas y las conservó sin orden. Salvo las referidas a la tercera edad, que las mantuvo separadas.

Soledad o
estar con los demás

como si no se estuviera.
Dramática alternativa
de la tercera edad

Tercera edad,
Una tristeza sonreída.

Tengo las manos llenas
de cosas que no tengo

Uno se acostumbra
a estar solo.
A lo que no podría

acostumbrarse, uno,
es a querer, de veras
estar solo.

Entonces me contemplo
En el espejo
Y pienso,

Quien es esa anciana
que me mira
compasivamente.

Remover antiguas tierras,
querer cultivarlas
de nuevo,
¿con qué?
Dios mío.


Su buen humor

Los poemas humorísticos de Matilde, de muy acotada circulación, exhiben otra faceta cincelada y destacable de ella.

La Paloma en la pantalla

Filtróse por la ventana
una paloma empachada, y posóse

en velador de muy finísima
gasa.
Mutismo en la Presidencia,
la paloma ya venía,
venía,
muy apurada.
Miró en torno el ave blanca.
Qué paz reinaba en la estancia !!!

Buscaba un sitio discreto
reverente, la cuitada.
En las paredes …? No; no.

En los sillones… ? No; nada.
En la alfombra…? Por favor…

Venía tan empachada,
apenas si contenía, de tan urgida

que estaba.
Y allí mismo, en la coqueta,
sí que coqueta pantalla,
en voz que apenas
sonó,

el ave dijo: “me cago”;
me cago, dijo,
y cagó.

Recomendaciones a la mucama (obviamente inédita)

El hombre del pene
que quede,
si viene;
que almuerce;

que cene.
Ya llueva;
ya truene.
Que quede,
que tiene
lo que me conviene.

Chacarera del viejo verde

No me importa hacerme viejo,
dijo don Braulio Garrote.
No me importa hacerme viejo

Siempre que no se me note.

Y si el buen Dios decidiera
que se me llegue a notar,
que sea empezando de arriba
y hasta acaicíto nomás.

Chacarera, chacarera
Se pone fiero el asunto:

la viuda me está pidiendo
que le recuerde al difunto.

Si se cambian los riñones,
el corazón y los huesos
por qué no se cambia alguna
cosita más, fuera de eso.

Yo tenía un pelo hermoso
y espero que me rebrote
le cambio mi dentadura
postiza, por su bigote.

Chacarera, chacarera,
la viuda manda decir

que si le hago la boleta,
que ella no sabe escribir.

Si yo las busco me esquivan
y si me buscan, disparo;
cosas pueden suceder,
ya no me doy resultando,

En después que me sepulten,
de viejas esté rodeado
pero mientras, yo prefiero

muchachas a mi costado.

Chacarera, chacarera,
la viuda manda por mí
y estoy más que arrepentido

de haberle dicho que sí.


Dialogo entre madre e hijo
(vísperas del examen de Filosofía del Derecho)

Hijo,
observa la vida,
y puesto en brete,
piensa si es una flor
o es un sorete.
Y andarás y verás,
púas y rosas,
que en mas de una ocasión

es ambas cosas.

Madre,
anduve la vida,
y es al cohete,
pienso que es una flor,

flor de sorete.

Joquema uno

Mandasteisme
doble sello, bono
ha tiempo
y recibillo
.
Y si antes no contestello
motivo tiene sencillo,
y es que,
porque

no decillo
escasa andaba en dinello.

Mas
superado lo aquello,
collar, pulseras,
anillo, a empeño que fueron,

creello,
potro postal
presto ensillo
y en menos que pone un grillo

en dar su son violoncello,
con vos habréis
el hatillo
correspondiente al dinello
del bono que en doble
sello
enviasteisme y recibillo.

Maese del fogonello
que así ajustándome el cuello

perforasteisme agujello
tan grande
en el mío bolsillo
dareisme
al menos resuello
por Baco y por su tintillo…

Tendré el setenta
tranquillo,
¿será este nuevo año entello

libre de manga
y cepillo…?


¿Será todo ello
tan bello
maese
del fogonillo…?
¡ juraismelo, fogonello…!

y si acaso
este versillo
métrica hubiera y destello,

que a merecer fuera el brillo
de mansión vuestra,
en murillo
cualquier, os ruego,

ponello.

Y si mal
no hago en pedillo
que no mas quiero tenello
de enviarme habréis recibillo

no mas
así,
por tenello,
mujer al fin,
caprichillo, que no muéveme

recello,
ni afan algun de exhibillo,

aún cuando
si un poquitillo,
siguiendo a buen consedjello

asisteme de sigillo
por si cualquier fogonello

que nunca falta
vivillo
segunda vez en dinero
del bono fuera
a exigillo.

Espero pues recibillo
y a vuelta bien de corrello

expreso por y avioncillo,
y puesto ya mi dinello
sacadme ya ese cuchillo
y a buen recaudo ponello
Maese del fogonello a
depto
del amarill
o
Dios del metal
y en letrello
escrito quede en librillo

y a cuantos quieran leello
Alba Swann puso el bolsillo
no mas pedille
dinello

¿hareislo asi fogonillo… ?
¡ Juraismelo
Fogonello…!


Esta es la sátira bien lograda por Matilde acerca de la explotación de los juegos de azar por parte del Estado. Ella la llamó simplemente:

Satiriquita

Cosas del juego oficial
no baratas ni sencillas,
te deja el Estado en patas,
y después con esas platas,
te regala zapatillas.


Uno de sus hijos colegas escribió en las primeras páginas del Código Civil que se utilizaba en el Estudio de “los Creimer” la famosa cuarteta anónima que ronda desde tiempos inmemoriales en las cátedras de Derechos Reales de todas las facultades. Está la referida a la “turbación de la posesión”:

Ah poseedor turbado
¡ vete a vivir a un caño.!
¡ También te jode la ley,
además de los extraños.!

Matilde, ni lerda ni perezosa, le agregó otra estrofa, para nada famosa, pero igualmente lograda:

Cosas así es veraz
ocurran en la gran urbe.
Mejor es lo turben más
a que él mismo se mas turbe.

Matilde Alba Swann Código Civil
Matilde Alba Swann Código Civil

En las mismas referidas primeras paginas del Código Civil, Matilde se ocupa de la condenación en costas a quien pierde el pleito, cuando escribe:

Con Costas a la vencida,
un acrecido dolor,
sal gruesa, sobre la herida,
ardida
del perdedor..

También se animó a escribir, medio en broma, medio en serio, e incluso a transcribirlo en alguna que otra expresión de agravios, una pequeña joya. Se trata “Jurisprudencia”:

Jurisprudencia
una forma
que inferior juez utiliza
como manera precisa,
mal entendida
obediencia,
de errar siempre
en su sentencia
tal cual
ya errara el de arriba.


Refiriéndose a la “prescripción de la acción” y parafraseando la letra del tango, dijo:

“fiera venganza
la del tiempo”
que le hace ver deshecho

el derecho
al acreedor.


Epitafios:

Esta es una faceta desconocida de Matilde. La dificultad del epitafio siempre contrastó con la facilidad que demostró al armar los de algunos amigos, conocidos, instituciones o circunstancias.

Epitafio a su amigo, Atilio Milanta (para la larga vida de un hombre de larga barba)

Yace aquí
detén y sabe,

Atilio Milanta, abogado,
un ave,
blanca
a pesar de su quehacer,

a un mismo tiempo cofrade
de Walt Withman
o Baudelaire,
y presidente
de SADE
nada que ver,
ni pariente siquiera
de aquel marqués.


No se salvó Ernesto Sábato con quien se conocían de la juventud y compartieron el mismo barrio. Volvieron a tratarse a fines de los años cincuenta.

Matilde es nombrada por Sábato en “Abaddon el exterminador” y ella le dedicó el poema “Inspiración en hombre” y también este epitafio:

El que aquí yace, no yace,
que aún después de muerto en pié,

permanece sin doblarse,
no importa que en tierra esté.

Ernesto Sábato sigue,
siendo el Sábato
que fue.


También recibió el suyo quien fuera durante tantos años Director de la Casa Cuna, el doctor Marcos Cuminsky. Lo llamó Epitafio en sol mayor

Bajo este azul de silencio,
yace un noble Director
de Casa Cuna, un pionero.
Que los sueños que acunó,
acúnenlo en su recuerdo.
Marcos Cuminsky, sereno,
fiel, en noche de criaturas,
oscuras de sin amor,
la paz proteja su sueño,

Señor de la protección.


La Suprema Corte de Justicia de la Provincia también recibió el suyo, como anónimo, pero nadie dudó que fuera de ella. La anécdota fue relatada y el texto facilitado por el Doctor Jorge Luis Dupuy quien refiere que “…el original está en mi poder. Fue pegado, con otros manuscritos, en las paredes de la sala de la Asociación Judicial Bonaerense durante la huelga de hambre, por el despido (cesantía) de Antonio Cortina, Ruth Fanny Ytzcovich de Percov y Luis Molteni, en mayo de 1971

Epitafio

Aquí yace una Suprema
Corte,
corta de justicia

que se c… (cagó)
haciendo fuerza
por bajar
una cortina.


Es la misma faceta de Matilde se exhiben algunos otros epitafios:

Epitafio a Don Requisito

Aquí yace
Don REQUISITO,
jodió en vida cuanto quiso;

ahora
jode a los gusanos pidiéndoles

el “permiso”
la “patente”; “lucrativas”;

“carné de contribuyente”,
y el “diploma habilitante”

para comer desperdicios.


Otro epitafio que satiriza un episodio verídico ocurrido en los pasillos de los Tribunales penales de la calle 8, en La Plata:

Aquí yace un abogado.
Se murió
de puro hartado,
de esperar en el juzgado

penal
aun Juez demorado,
a un Secretario atrasado

a un Oficial
no llegado,

mientras leía sentado
un poema allí colgado,
“justicia”
en marco dorado.

Que lo descuelguen A
hora.
Ya se murió el abogado.



Matilde pincharrata

Matilde era simpatizante fanática de Estudiantes de La Plata, como la mayoría de la familia. Durante años quiso ir a la cancha y argumentaba que cuando ella era chica, sus hermanos mayores la llevaban. Por eso sus hijos varones cumplimos su deseo, llevándola a lo más alto de la segunda bandeja del Estadio Monumental de River Plate, la noche en que Verón, la bruja padre, se hiciera ver con un gol de chilena contra Racing.

En los cajones de su escritorio encontramos un recorte de la columna de “Mercurio”, recordado periodista del Diario El Día.

Allí cuenta Mercurio que antes de que el primer equipo del club Estudiantes de La Plata jugara un partido trascendental con el Manchester United del legendario George Best, recibió una carta firmada por M.A.S. que decía:
“Señor Mercurio:… ahí va mi aporte a manera de “dale pincha”. Nunca pensé que la poesía estuviera lejos de todo entusiasmo deportivo y mucho menos que le fuera opuesta. Pues mire; la miniatura que le envío y que le pido publique en la página deportiva, fue escrita en vísperas del triunfo de Montevideo que nos valió la Copa de América; así pues, a manera de cábala si queda un cachito de espacio le pido me lo publique:

MINIATURA PARA UN TRIUNFO ALBIRROJO

BLANCA,
BLANCURA ,
ARREBOL,
EL GRAN ORFEBRE;
LA NOCHE,
LUNA, DIAMANTES,
Y UN BROCHE,

RESPLANDECIENDO DE GOL